¿Qué efecto tiene la deconstrucción en el tema de género y sexo?
La filosofía de la deconstrucción, acompañada por un discurso mediático, permite al hombre romper con sus raíces culturales y disponer de sí mismo. La cuestión de identidad y género es un menú rico en entretenimiento para los medios de comunicación. Los informes, los debates televisados, las noticias sobre la identidad y el género dan a conocer sobre esta cuestión los puntos de vista más diversos, diferentes iluminaciones, contribuyen a individualizar las opiniones, a diversificar los modelos y los valores de referencia, a agitar. Marcos tradicionales comunes, para ser menos dependientes de una misma cultura.
Frente a la desigualdad de género, ¿no es la filosofía de Derrida una legitimación de la reconfiguración de género y sexo?
Deconstrucción es un término utilizado por el filósofo postestructuralista, nacido en la Argelia francesa, Jacques Derrida.
Se basa en el estudio del método implícito en los análisis del pensador Martin Heidegger, fundamentalmente en sus análisis etimológicos de la historia de la filosofía.
El concepto de deconstrucción participa a la vez de laxa filosofía y de la literatura y ha estado muy en boga en especial en Estados Unidos. Si bien es verdad que el término fue utilizado primero por Martín Heidegger, es la obra de Derrida la que ha sistematizado su uso y teorizado su práctica.
El término deconstrucción fue, en un primer momento, un intento de Derrida de traducir una expresión heideggeriana " tenemos una pista de lo que es la deconstrucción: un tipo de destruktion" ...
http://derridaparaidiotas.blogspot.com/p/que-es-la-deconstruccion.html
Jacques Derrida / ¿Qué es la deconstrucción?
Hay que entender este término, "deconstrucción", no en el sentido de disolver o de destruir, sino en el de analizar las estructuras sedimentadas que forman el elemento discursivo, la discursivida...
https://artilleriainmanente.noblogs.org/post/2016/05/05/jacques-derrida-que-es-la-deconstruccion/
Hay que entender este término, “deconstrucción”, no en el sentido de disolver o de destruir, sino en el de analizar las estructuras sedimentadas que forman el elemento discursivo, la discursividad filosófica en la que pensamos.